La identidad digital docente
El concepto de identidad digital es mucho más amplio y radical que tener una cuenta en Twitter o Facebook. Tiene que ver con la identificación que la propia institución hace de sí misma dentro de la cultura digital y con la postura que sea capaz de definir, apoyar, mantener y proyectar con respecto a su forma de relacionarse con las personas, con los contenidos y con las estructuras de producción y divulgación del conocimiento.
La identidad digital docente es un proceso dinámico y permanente que implica dotar de sentido y reinterpretar sobre lo que significa ser docente y el tipo de docente que se quiere llegar a ser en una sociedad caracterizada por la digitalización de la experiencia humana, que ofrece nuevas formas de acceder al conocimiento y nuevas formas de representación, colaboración, de comunicación y de aprendizaje.
Nuestra experiencia digital nos anima, a pensar sobre nosotros mismos como «fluidos, emergentes, descentralizados, múltiples, flexibles y constantemente en proceso»
La digitalización de nuestras experiencias y cómo nos relacionamos con el conocimiento afecta a la escuela y a la identidad del docente, a cómo se negocia, construye y transforma, en función de un contexto donde nos situamos, unas relaciones que activamos y renovamos y unas expectativas de lo que queremos ser o no ser. Esta revolución tecnológica y social en la que nos hallamos inmersos (espacios virtuales, robots, inteligencia artificial, pantallas, dispositivos digitales) ha modificado la conciencia sobre nuestra identidad, aceptando su liquidez, su multiplicidad, su diversidad cultural y variabilidad contextual.
En la construcción, mantenimiento y evolución de esta identidad docente digital tiene una influencia decisiva las herramientas tecnológicas que utilizamos para narrar, conocer y comunicarnos y los múltiples contextos donde nos socializamos. Todos estamos afectados aunque no estemos conectados. Aunque no usemos el ordenador, el iPad o el móvil, la conectividad ha cambiado nuestra vida. No se puede separar la red de la vida real. Lo digital se suma a lo real. No hay sustitución, interactúan. Lo analógico y lo digital viven en un solo mundo.
Fuente: REUNI+D