Una empresa británica ha presentado Locai, un sistema de inteligencia artificial que pretende marcar la diferencia por su capacidad para aprender sin desechar lo ya aprendido. Su tecnología estrella, bautizada como Forget-Me-Nt (o “no-me-olvides”), aborda el famoso problema del “olvido catastrófico”: en lugar de sustituir conocimientos antiguos cuando incorpora nueva información, Locai asegura mantener y acumular lo aprendido para evolucionar de forma continua.

Detrás del proyecto están los hermanos James y George Drayson, que han optado por un modelo descentralizado y comunitario: en vez de apoyarse exclusivamente en enormes centros de datos centralizados, Locai se nutre de la potencia colectiva de sus usuarios. Ese enfoque busca reducir la dependencia de infraestructuras masivas y favorecer un desarrollo más colaborativo y auditable.

En pruebas preliminares realizadas por medios especializados, Locai ha mostrado velocidad y precisión comparables a modelos de generación de texto de referencia, aunque todavía está en fase beta y con limitaciones funcionales: por ahora no incluye generación de imágenes, síntesis de voz ni app móvil, y algunas herramientas están restringidas por sesión. Es decir, la base técnica es prometedora, pero falta pulir experiencia y funcionalidades para competir plenamente con alternativas más maduras.

Los impulsores de Locai defienden que una IA abierta, distribuida y capaz de aprender sin olvidar podría convertirse en la primera gran alternativa europea a los gigantes del sector. Queda por ver si el proyecto escala, resuelve sus carencias y atrae comunidad suficiente. De momento, su propuesta ya ha despertado interés y debate sobre modelos de IA más soberanos y colaborativos.