Mitos de la ciencia: Barbara McClintock y los “genes saltarines”

Como ocurre en gran número de casos a lo largo de la historia de la ciencia, los artífices de grandes descubrimientos y avances en las diversas materias que integran este campo de conocimiento no fueron reconocidos como se merecen, resultando incluso incomprendidos durante muchos años. Una situación que resulta, cuanto menos, paradójica.

Este es el caso de la célebre Barbara McClintock, reconocida en la actualidad como una de las más grandes genetistas de la historia, a pesar de las dificultades que tuvo para realizar sus estudios en el ámbito de la genética durante los años cuarenta del pasado siglo.

Una de sus principales contribuciones al desarrollo científico, el cual revolucionó el campo de la genética como ningún descubrimiento lo había hecho hasta entonces, fue la demostración de que algunos elementos genéticos podían cambiar de posición en los cromosomas para activa o desactivar otros genes adyacentes o relacionados. Su estudio, centrado en el genoma del maíz, permitió evidenciar que dichos genes, los cuales hasta ese momento se consideraban estáticos, podían cambiar de posición.

En su célebre artículo, publicado en 1950, con el título “The origin and behavior of mutable loci maize”, McClintock denominó a estos genes “saltarines” como elementos controladores, puesto que eran capaces de activar o desactivar la expresión de otros genes. Asimismo, sus hallazgos contribuyeron de forma decisiva a la creación de técnicas de manipulación genética como la actual CrisPR-Cas9, la cual permite a los científicos/as cortar y pegar el ADN con una precisión increíble.

Para más información sobre las contribuciones de Barbara MacClintock, no os perdáis este interesante artículo publicado por National Geographic

Pie de foto: Imagen de Barbara McClintock