Centenares de sensores rodean el océano Atlántico para evaluar cómo afecta el calentamiento a los ecosistemas de las costas

El biólogo marino Fernando Lima y el biólogo marino Rui Seabra, quien codirige la Red de Observación de la Biodiversidad y la Temperatura Costera Acoplada del Océano Atlántico, como se llama el proyecto, han incorporado casi 1.800 sensores en 162 ubicaciones a lo largo de las costas oriental y occidental del Atlántico en los últimos 15 años. Sólo este verano y otoño, los investigadores, con la ayuda de colaboradores de ambos lados del Atlántico, instalaron cientos de sensores adicionales a lo largo de 21.500 kilómetros de costa. En cada sitio, ellos y sus colaboradores también recolectan imágenes de flora y fauna, para ser identificadas posteriormente. En última instancia, esperan instrumentar 320 sitios y obtener una visión detallada de cómo las condiciones térmicas están afectando a los organismos intermareales en toda la región del Atlántico. Estos datos podrían ayudar a proteger la biodiversidad marina a medida que el océano cambia.

Los sensores de corriente registran la temperatura cada 30 minutos y están diseñados para sobrevivir a las fuertes olas y las corrientes arremolinadas de la zona intermareal. Los dispositivos han ido perfeccionándose a lo largo de los años. Al principio estaban inspirados en un sensor creado a finales de la década de 1990 que utilizaba una concha de mejillón real, más adelante el propio biólogo Lima eligió un caparazón de lapa, esto les ha acarreado algunos problemas ya que en algunas zonas costeras populares, lo visitantes se los han llevado ya que parecían lapas reales. Las diferencias de temperatura que estos dispositivos van registrando tienen implicaciones sobre cómo los diferentes animales y plantas marinos podrían responder al calentamiento de los mares.

Una de las mayores densidades de sensores se encuentra a lo largo de la costa ibérica de Portugal y España. Los investigadores aquí han estado recopilando datos durante casi 15 años. La idea del proyecto es que sea una red y en el 2024 haya un conjunto de datos de acceso abierto del proyecto para facilitar que los científicos que realizan estudios localizados aborden cuestiones más amplias y ​​tal vez aumentar sus posibilidades de que se publiquen sus hallazgos.

 

Fuente: Sicence.org