Cada experiencia añade un grano de arena a nuestro conocimiento, el aprendizaje puede suceder en cualquier momento, lugar y a lo largo de toda nuestra vida: La formación es ubicua por naturaleza.

La tecnología se establece cada vez en más campos de la vida cotidiana y, por tanto, se suma al proceso de aprendizaje. Los datos móviles, la  capacidad de almacenamiento, la duración de la batería o el tamaño de la pantalla que se van perfeccionando día a día hacen de los smartphones grandes herramientas de conectividad; facilitan, sin duda, la manipulación y transmisión de mensajes en cualquier circunstancia. La capacidad de los móviles actuales ejemplifica muy bien el significado de u-Learning (ubiquitous learning), que engloba, además, los conocidos e-Learning 2.0, m-Learning, e-Training o Blended learning y todos aquellos medios que favorezcan la asimilación de nuevas ideas a través de elementos virtuales. Por ejemplo, cuando la televisión proporciona servicios interactivos (programas para aprender idiomas, etc.), entonces forma parte de la educación continua.

Internet permite crear entramados de datos a lo largo de la actividad formativa, donde los estudiantes recuperan información e introducen nueva. Big data y learning analytics no solo posibilitan el aprendizaje autónomo con hojas de ruta personalizadas que se crea el usuario sino que promueven la colaboración a través de redes sociales educativas. De esta manera, el u-Learning aspira a impulsar el aprendizaje dinámico, significativo y universal.