Los microplásticos que nos comemos

La contaminación por plásticos es uno de los grandes problemas a los cuales nos enfrentamos como especie. A los problemas derivados del cambio climático, la contaminación por metales pesados y la contaminación atmosférica, la contaminación por microplásticos se nos presenta como otro de los retos a los cuales debemos hacer frente. Desde este blog ya hemos tratado el tema en algunas ocasiones explicando la problemática de los residuos plásticos dentro de la cadena alimenticia.

Un grupo de investigadores del CSIC ha descubierto como la ingesta de micropásticos puede reducir la diversidad de la microbiota del colon, produciendo cambios en el equilibrio de los microorganismos presentes. La investigación, que ha sido publicada en la revista Scientific Reports, demuestra que la ingestión de microplásticos PET disminuye la cantidad de bacterias que son beneficiosas para la salud y a la vez aumenta la cantidad de organismos microbianos relacionados con una actividad patógena.

Pie de foto: Imágen de microplásticos (en color Azul) en el tracto intestinal

La investigación ha demostrado también, por primera vez, que estos microplásticos sufren biotransformaciones morfológicas a medida que avanzan por el tracto gastrointestinal, llegando al colon con una estructura diferente a la original. El estudio contribuirá a averiguar si estos microplásticos pueden permanecer en el cuerpo acumulándose en tejidos y órganos.

Las últimas estimaciones indican que una persona, de media, puede llegar a ingerir entre  0,1 y 5 gramos de microplásticos a la semana a través de los alimentos y bebidas.